Música sugerida: Old habtis die hard, de Mick Jagger, junto a Sheryll Crow.
Rosario genera expectativas... uno pasea por la ribera, camino a tomar el cortado de rigor en Flora, y deja que su imaginación lo lleve hasta el límite de sus fantasías. quienes están sólos, se ven en parejas, quienes están emparejados, sueñan con un tiempo personal. Quien carece de dinero, murmura formas en que lo gastaría para realmente ser feliz, y quien lo tiene... imagina maneras de gastarlo para ser más feliz aún...
Sin embargo, nadie escapa a la general de la ley, si hay expectativa, el resultado final puede ser de satisfacción, o de decepción...
El domingo caminábamos Uma, Moro y yo, entre Davies y el Parque España, y filosofábamos acerca de la decepción. Todos hemos estado en un lugar o en el otro, cambian los actores, se hacen ajustes al guión, pero la obra es la misma.
Cuando nos embarcamos en la incertidumbre de conocer a alguien, o de dejarnos "conocer", se disparan una serie de mecanismos que, cuando los escuchamos en las experiencias de los demás nos permiten revivir nuestras propias películas.
Empieza con el flechazo inicial... donde de repente se genera un enjambre de mariposas en el abdomen... Uno se apresta, supera el pánico escénico, y se levanta el telón!
El primer acto introduce la escena... los personajes principales se presentan, definen algunas características personales. Hay un coqueteo casi casual, un par de miradas. Uno se envalentona, y se arriesga al primer resultado, después de todo, como dice Uma, "a las oportunidades las pintan calvas..."
Uma es una Hermosa mujer, espigada, culta, con un cuerpo envidiable e inconsciente sensualidad. Una tarde de domingo, cruzó un par de palabras con un tipo achaparrado, de rostro curtido, pero facciones suaves. Muy por debajo de las posibilidades de Uma. Sin embargo, ella consintió desarrollar el guión. Mate va, mate viene, el terminó llevándose la tapa del termo, y su número de celular.
En una versión similar de la tragedia comentada, despunta la luna de una noche de domingo, Moro hace contacto visual con un tipo de unos treinta y tantos, muy de su estilo, alto, de hombros anchos y rasgos masculinos. Nos estábamos preparando para un concierto en el anfiteatro del parque España. Uma y yo, fuimos a buscar, casualmente, agua para seguir el mate, y lo dejamos al lado del sujeto en cuestión, para que nos reservaran un lugar. los detalles del primer acto, se funden en nieblas de suposiciones... pero con el mismo resultado, sonrisas mutuas y promesa de reencuentro.
En otro escenario y otro tiempo, su servidor divisa en un boliche, Gtk, a un hombrecito espectacular, que observa la situación parado al lado de un amigo. En un arrebato de adrenalina, me acerco a conversar con los dos, y obtengo su nombre y edad! una conversación irrelevante, y la timidez que me juega en contra. No pude obtener su celular... Pero a la salida, al amanecer, lo cruzo en la parada del taxi. Sonrisas y diálogo trivial nuevamente. Desde ese momento, una pueril obsesión me acometió.
Cuando nos arriesgamos con la diosa Fortuna, arrojamos la moneda, y en ese primer acto, mientras gira incontrolada, solo cabe un resultado, Satisfacción y decepción, decepción y satisfacción... Se corre el telón, y comienza a armarse el escenario de la segunda parte.
Se acomoda la utilería, todos los actores a sus posiciones, y ... acción!
Uma se reencuentra con el doctor, pasan veladas de charla interesante, se va construyendo más y más la atracción. Ella comienza a plantearse que quizás pueda construir algo con él. Que las diferencias ideológicas y físicas son superables, se permite soñar un poco... siente Satisfacción.
Moro vuelve a encontrarse con su hombre, alternan citas, de cena y cine. Se arriesga a conocer a sus amigos, le atrae mucho físicamente. pero en la salida fatídica al ir a ver una película... comienza a fisurarse el encanto. Se pregunta, por qué hay algo en el tipo que no le termina de cerrar... y es su círculo. No le gustan sus amigos. Y a la vuelta de la función, se ve en un reflejo, el entrecejo fruncido. comienza a experimentar una frustración, cercana a la decepción.
Una tarde de domingo, paseando por el parque, vi al amigo del hombrecito espectacular. el corazón se me aceleró y me sentí un novato emocional como cada vez que me cruzo con alguien que me gusta. Mis amigos montan una estrategia infantil. Resulta que Moro lo Conoce de vista, Y junto con Ti, le piden el celular del hombrecito. Por avatares del pudor, el amigo no lo brinda, pero promete comentarle mi interés, y si hay viento favorable, se lo haría saber a Moro. Con la incertidumbre a flor de piel, mi moneda sigue girando... Satisfacción, decepción. Decepción, satisfacción.
Las luces van bajando intensidad, los rostros se vuelven medio difusos, y los actores van tras bambalinas. Aprestándose para el acto tres...
Con prisa y correteos nerviosos, se escuchan toces anticipando el gran desenlace, se alza la gran tela y empieza el inicio del final. Acto tres...
Tras haber conocido la casa (y el cuerpo del doctor), Uma baja sus barreras defensivas, se siente parte de algo nuevo. Un comienzo con un par, encuentra canciones que le recuerdan encuentros, palabras que le hacen ecos de charlas románticas. Tienen una comunicación fluida y relajada, pactan encuentros y se resignan a desencuentros, pero siempre con un dejo de satisfacción de que "la cosa marcha". Sin embargo, sin previo aviso, una tarde manda un mensajito como los de siempre, un saludo informal, seguido de una broma interna (porque han construido un código propio). Pasa un minuto, quince, un hora... Ella comienza a creer que quizás, se quedó sin crédito, y se ocupa en otros menesteres. Vuelve de trabajar, lava la ropa, pasan seis horas, un día, dos... Ya comienza a pensar que quizás, el doctor fue convocado de emergencia para asistir a los cascos blancos en África, o que fue raptado por alienígenas... Pasan varios días, y decide enfrentar el resultado de la moneda aciaga... abre su mano, y ve la cara de la decepción. No una decepción por el desencuentro en sí mismo, el doctor no era un Adonis, ni un Borges... Sino, la decepción de pensarse una persona "decepcionante".
Moro no dejó de pensar que el hombre apuesto era buena persona, inteligente e interesante. Pero, quieren esos avatares misteriosos, que haya algo que no le cierra. Algo que lo compele a desaparecer de escena sin seguir alargando el asunto. Después de todo, el le avisó que es de los que no avisan, y quien avisa no traiciona. Respira hondo, mira la moneda, y ve decepción... Pero a diferencia de Uma, se siente decepcionado...
Yo fantasié una semana con la posibilidad de recibir un mensaje al celular, que confirmase lo que habí intuido, lo que deseaba... Un mensajito del hombrecito que me declarase su intención de conocerme en profundidad, de empezar algo conmigo. Ya imaginaba las películas que veríamos, las decisiones de donde ir a cenar, de salir o quedarnos en casa. Llegó el domingo nuevamente, pero a pesar de que los días cambiaron, el silencio de mi celular permaneció inmutable. Era categórico, mi suerte fue de decepción. Por momentos me sentí decepcionado, en otros, decepcionante. sin embargo, no se llora la pérdida de lo que no se ama, y no se puede amar algo que no se conoce, no se conoce algo que no se vive... Así que, sin darle demasiadas vueltas al asunto, dejé la frustración de lado, y volí a ese presente, de sol, de mates, y de amigos.
Un poco frustrados, pero satiisfechos de sentirno acompañados y más sabios por las experiencias, caminamos de espaldas al atardecer, a seguir con un café en el departamento de Uma, de cara al balcón y al paisaje urbano.
Se cierra el telón... Concluyó el acto tres de una muy conocida obra, pero que se reescribe nueva cada vez, para cada actor.
mas allá de la decepción de sentirnos decepcionados o decepcionantes... lo bueno es poder tirar la moneda de la fortuna y arriesgarse a ver el resultado. Y en esto es vital tener un reparto estelar de amigos.
Si prestamos atención alrededor, podríamos escuchar los tintineos de las fortunas de la gente, suspendidas en el aire, girando y cayendo, eligiendo y viviendo. Y todo con el paisaje rosarino como escenografía incomparable.
J'adore ça. Muy buen blog, mucha tela que cortar. Te pienso seguir. T'embrace.
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