miércoles, 30 de diciembre de 2009

Rosario no tiene la culpa...


Música sugerida: "I'm with you" de Avril Lavigne.


De nuevo la noche, de nuevo el alcohol como única compañía, como dice Charly, y damos vueltas a la heladera y sólo queda un limón por exprimir, nos divertimos en primavera y en invierno nos queremos morir.
Estamos buscando morir de amor? O buscamos vivir bien, acompañados por el sentimiento del amor?
Si no queremos morir de amor, por qué terminamos una y otra vez muriendo de amor, al lado de quienes nos producen dolor y lejos de las personas que nos podrían hacer felices?
Por qué de nuevo la noche y el alcohol como única compañía?
Por qué parecen ser la soledad y el dolor las únicas opciones posibles a ser tomadas?, qué pasa con nosotros?
Somos por demás de exigentes? Somos demasiado grandes? Somos poco tolerantes? Estamos locos? O demasiado cuerdos?
En Rosario ya no hay gente a nuestra altura, decimos, y con esa frase le cargamos la culpa de nuestra desdicha a Rosario. En la ciudad al margen del río, estamos al margen de todo?
Es cierto que se terminó la gente interesante en esta cuidad, o dejamos nosotros de ser interesantes? O abandonamos la búsqueda? O la esperanza nos abandonó a nosotros hace mucho tiempo?
Creció el río y se llevó al amor con la corriente? Estamos a contra corriente y ya un poco cansados de nadar?
Rosario sigue siendo Rosario, y había muchísima gente interesante cuando éramos adolescentes. Entonces, que pasó?, cambió Rosario o cambiamos nosotros?
Estamos seguros de que no vamos a  encontrar a la persona indicada de noche, ni en el chat, pero…y de día? Qué pasa durante el día? Sucede lo mismo de día y de noche? Sin embargo no damos el brazo a torcer de noche ni de día, o si?
Pasaría lo mismo en Capital?, estaríamos más acompañados que en Rosario?, Seríamos más felices en Capital? Está el amor de nuestras vidas en Capital?, Hay más probabilidades de encontrar a alguien a nuestra medida simplemente porque hay más gente? Estamos rastreando al amor geográficamente? Habrá que buscar por Google Earth?
Si realmente deseamos ser felices, por qué la noche y el alcohol siguen siendo nuestra eterna compañía?
Si estamos cerca de apuntar bien, por qué terminamos apuntando a cualquier lado?, Si estamos bien acompañados, por qué volvemos a buscar a la persona menos indicada? Si estamos solos, por qué nos vamos detrás de cualquiera?
Si no funciona en Rosario, probablemente no funcione en otro lado. Si el radar está roto, no hay nada que hacer, no vamos a llegar a destino.
Y en una ciudad más grande, es probable que nos perdamos una mayor cantidad de veces.
Ya basta de quejarse, Rosario no tiene la culpa.

De la pluma de Uma.


Aires de verano...

Cada verano, hay una serie de canciones que musicalizan nuestras incursiones en la exploración estival.
Aquí va una lista de temas que, por encontrarse a mitad de camino entre el sonido dance de una noche de boliche y la cadencia de una canción pop, se van a escuchar hasta el hartazgo, en versiones y reversiones.

1) "Bad romance" de Lady Gaga.

2)"When love takes over" de David Guetta y Kelly Rowlands.

3)"Revolver (One love remix)" de Madonna.

4)"Meet me half way" de Black eyed peas.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Carta de despedida de Gabriel García Márquez

Música sugerida: "Someday" de Rob Thomas.





"Se despide un genio"

Gabriel García Márquez se ha retirado de la vida pública por razones de salud: cáncer linfático. Ahora, parece, que es cada vez más grave. Ha enviado una carta de despedida a sus amigos, y gracias a Internet está siendo difundida.

Les recomiendo su lectura porque es verdaderamente conmovedor este corto texto escrito por uno de los Latinoamericanos más brillantes de los últimos tiempos.


"Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.

Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.

Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate!

Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.

Dios mío si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...

Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... No dejaría pasar un sólo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u hombre que son mis favoritos y viviría enamorado del amor.

A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse! A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.

He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.

Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas. Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un0 beso y te llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría "te quiero" y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.

Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.

El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles "lo siento", "perdóname", "por favor", "gracias" y todas las palabras de amor que conoces.

Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos cuanto te importan."





GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Un cuento de navidad...

Música sugerida: "Hallelujah" de Rufus Wainwright
Suenan los villancicos y la ciudad se viste de rojo y muérdago. Rosario se prepara para festejar la navidad con ese matiz personalísimo de principado europeo de los pirineos, transpolado al trópico de Capricornio.Comienzan las tardes calurosas, la humedad se torna tan densa que genera la sensación de poder nadar en el aire. Las noches prístinas invitan a salir del que fue el refugio forzado durante el invierno, y la gente comienza a pulular por el paisaje urbano, como hormigas que presienten una tormenta.
Una de esas tardes solariegas, escapando de las obligaciones que no cesan y de las compras rituales de la época, confluímos en un bar céntrico, Lupo, Ty y yo para tomar el consabido café (independientemente de los cuarenta grados de sensación térmica). Entre la marea de personas que pasan apresuradas cargadas de bolsas y ojos ansiosos, comienza la charla en nuestro oasis particular. Ty pregunta,
-¿Qué hacemos para navidad?
-Nos podemos reunir después de la cena. - apunto yo.
-A mí se me hace cada vez más pesada la nochebuena... - dispara Lupo - se mueven muchas cosas.
- Y sí, cada vez que llegamos a esta fecha, yo me siento un poco Scrooge - comento al aire, recibiendo miradas de interrogación de parte de mis amigos.
Ebenezer Scrooge es el personaje de "Un cuento de navidad" de Dickens, en el cual un hombre misántropo y egoísta es visitado por tres fantasmas en una blanca nochebuena. A modo de lección, lo llevan a recorrer el pasado, el presente y el futuro, para que pueda contemplar en perspectiva su vida y su cosecha.
Cuando se acerca el fin de año, sin nieve mediante, todos nos convertimos un poco en Scrooge para recibir la visita de nuestros fantasmas.
Llegada la hora de la cena, nos sentamos a la mesa en familia. quizás por costumbre, quizás porque me gusta el mejor lugar para observar, me apresto a ocupar mi lugar en una de las cabeceras. No tardan en aparecer las conversaciones triviales, llenas de detalles que hacen que ame cada vez más a mis hermanos, mis padres y mi cuñada. Uno de mis hermanos y su esposa, tienen la risa fácil, y amenizan la velada con comentarios graciosos, y chistes malos. Mi hermana y yo, ensalada rusa de por medio, compartimos miradas cómplices y hablamos sin hablar, respondiendo a comentarios que se escuchan. Mi mamá desempeña su función de matriarca, y quizás ppor única vez en el año, juega a ser ama de casa de manera adorable. Pasa el tiempo de  una manera íntima, en una complicidad familiar, llenándome de calidez. No obstante, el fantasma de las navidades pasadas, hace su visita, y con él, se sientan a la mesa con una presencia palpable, aquellos que están vivos desde el recuerdo. Mi mejor amiga, que partió hace años por culpa de un cáncer. Mi abuela, a quién cada vez necesito más, extrañando su cocina, su perfume, su cariño...
Otros más se corporizan con mayor o menor intensidad, y uno puede percibir, como en los ojos de todos, hay un brillo que delata que están siendo visitados por sus propios fantasmas.
Un dejo de nostalgia por lo que fue y no será nos inunda, pero intensificando así el disfrute de los que hoy nos rodean. ¿Quizás por eso hay en el menú navideño comidas agridulces?
Hay en la ciudad una gama de emociones encontradas, bulle en el espíritu de las personas una necesidad de reunirse y celebrar. Se honra la memoria de lo vivido, sin explicitarlo, brindamos por aquellos que nos acompañaron un trecho en el viaje, festejando con nuestros afectos presentes.
Lupo es hijo único, y solo tiene a su madre como pariente sanguíneo. Él es la persona más optimista y risueña que he tenido suerte en cruzarme. Tiene un brillo interno, que le permite iluminar cualquier acontecimiento, por más oscuro que se presente. Tiene la virtud de trocar la nostalgia en chiste, y de trasnimitir ese calor que asociamos con el "llegar a casa".
Lupo nos contó que cenaría con una amiga y su familia, a la que sentía como propia. Pero antes caminamos atravesando la peatonal Córdoba, y luego Oroño, hasta llegar a un caserón que corona una esquina. Allí nos despedimos y Lupo entró a visitar a su madre.La mujer al verlo, lo recibió con su acostumbrado saludo: "¿Cómo me encontraste?". Miró la pulcritud que reinaba en la residencia geriátrica, y se sintió pequeño. Se sentó frente a ella, y le sonrió con el amor incondicional que aprendemos a sentir, generalmente, por ser hijos. La mamá de Lupo vive en un eterno presente, y es en ese presente donde apareció el segundo fantasma.
Muchas veces, la expresión no hay mejor momento que el ahora, parece tornarse hueca, y nos sentimos impelidos a buscar refugio en otro tiempo, en el ayer, o en el mañana...
Ty salió de trabajar, y comenzó a caminar por la peatonal acompañado de Sew, el hombre que supo abrirse camino entre sus temores y decidió unirse a su viaje. Sew es un tipo inteligente, apuesto, con humor ácido y gran capacidad de observación. Mientras caminnaban, sintió la calidez de su compañía y la complicidad
 que se genera en las cosas cotidianas con esas personas especiales. Iban camino a Fallabella a comprar regalos navideños, y como una epifanía sin contenido, Ty se vio acometido por la pregunta por el futuro... De dos personas caminando entre la multitud, se podía observar a una tercera, el fantasma de la navidad futura, que apoyando sus manos en los hoombros de Ty, le susurraba sus dudas al oído.
Pasó la cena navideña y llegó el consabido brindis. Con esa mezcla de amarga nostalgia, y esfervescente esperanza, emprendimos una nueva etapa del viaje.
Nos reunimos en mi departamento, llegando de a uno, Ario y Ty. Buscamos a Lupo que se había encontrado con Sew y su hermano. Encontrándose la comitiva a pleno, nos fuimos a una fiesta de navidad, a un boliche, otrora templo religioso.
Bailamos y nos divertimos, y nos regalamos la presencia mutua, el hombro cómplice, y la risa fácil que nace de esa sensación, plasmada innumerables veces en señaladores de colectivo, de amistad verdadera.
Somos seres celebrantes, y no hay mejor manera de celebrar que con la familia. después de todo, ¿qué son los amigos sino la familia que uno elige? Si hay con quién chocar nuestra copa, no habrá fantasma más tangible que el que nace de un pensamiento.



jueves, 10 de diciembre de 2009

videos rosario mobdance

http://www.youtube.com/watch?v=Fj_MOIosnl4&feature=related

Chat: es la primera vez que lo hago….

Música sugerida: "My favourite game" de The Cardigans.

Chat: es la primera vez que lo hago….

Cuántas veces nos han dicho eso no?, lo hemos escuchado hasta el hartazgo.
Estás chateando con alguien y te dice, “es la primera vez que entro al chat”, en fin, uno piensa que no es así, pero la deja pasar.
Al rato, cuando ya se dirigió a vos en diferentes ocasiones diciéndote “Rodolfo”, “Juanjo” y “Verónica” y te preguntó mil veces a qué te dedicás (y ya le dijiste que sos portero, almacenera, peluquero, y abogada) te das cuenta de que está chateando a full con veinte personas al mismo tiempo, a una velocidad que no corresponde en lo absoluto a un recién iniciado.
La pregunta es “para qué mentir?”, queda mejor decir que uno es virgen en este tema del chat?, queda mal admitir que uno se encuentra en su casa más solo que un perro, con ganas de conversar un rato con el primero que se cruce, aunque ese otro escriba con millones de errores (horrores) de ortografía?.
Y uno pone cara de póker, y continúa chateando, respondiendo ya cualquier verdura, cambiando la historia mil veces, admitiendo que el otro ya no sabe si está chateando con Vergara Leuman o con la Negra Sosa y que tampoco le importa.
Y el otro, que se dijo “recién iniciado” en estas cuestiones, pregunta temeroso “qué se pregunta habitualmente por chat?” y antes de que podamos responderle ya se despachó con mil y una historias acerca de su vida, nos cuenta de todo un poco, mucho más de lo deseable, y nos pregunta las cosas menos indispensables y las más inverosímiles también.
Entonces quedamos un tanto estupefactos ante tanta soltura demostrada por el “recién iniciado”, y nos empezamos a preguntar si en esta supuesta “primera vez” vale penetrarlo a lo bestia o deberíamos ser gentiles. Porque a fin de cuentas, a medida que transcurre la conversación virtual, y uno va penetrando un poco al otro, termina percibiendo que el otro resulta ser una puta cibernética, no?.
Entonces, a esa altura, ya nos largamos a decir cualquier cosa. Má si, total?.
Seguramente, en algún momento de la conversación, la pregunta de rigor será “cómo sos?”, y si uno está de ánimo, se describe físicamente (lo cual es insoportable de hacer), y si uno está con un ánimo de mil demonios responde “soy neurótico y un poco psicótico, como todo el mundo”, ah no?, no había que responder eso?, perdón.
Vale ser directo en la primera vez del otro?, a fin de cuentas uno está “desvirgando” a una persona en esta cuestión del chat, no?. En los tiempos que corren, ya no es fácil encontrar a alguien haciendo algo por “primera vez”, entonces uno intenta ser un “iniciador amable”.
O uno está creyendo el cuento de la primera vez, y resulta que hace rato ya que no hay ningún himen que romper?
La velocidad de respuesta (sin preguntas mediante), de nuestro chateador virgen, nos deja con la lengua afuera, el cerebro anulado, y la psiquis a la miseria, y antes de que podamos reaccionar, ya nos ha sacado información de esa que no le damos a nadie, y quizás, con mala suerte, palabra va, palabra viene, resulta que llegamos a la conclusión de que tenemos algún conocido en común (y ahí nos queremos matar).
Pero estamos subidos a la ola del chat, y ahora tenemos que surfearla hasta el final. No vaya a ser que este chateador inexperto termine siendo más astuto que nosotros.
Al final resulta que, entre las preguntas que respondimos, las historias que nos comimos, y los descarados avances que soportamos, nos empezamos a sentir un tanto manoseados por este interlocutor “virgen”, y le damos gracias a Dios de no estar frente a frente con ese “otro”, ya que, en tal caso, resultaríamos literalmente “penetrados”.
Y uno, que humildemente no quiso demostrar sus dotes de chateador profesional, termina quedando con la boca abierta y los dedos exhaustos, ante tanto palabrerío.
Antes, la gente al menos tenía que hacer algún esfuerzo para mentir, porque había que tener huevos para tomarse un café, mirarse a los ojos y sostener una conversación llena de mentiras y exabruptos.
Ahora todos tiramos fruta, total?, el otro “casi no existe”.
Declarémonos VÍRGENES DE CHAT entonces. Alguno se la va a tragar.
De la pluma de Uma.





sábado, 5 de diciembre de 2009

Lo pasado pisado... o lo pasado pesado?

Música sugerida: "Glitter in the air" de Pink.
Después de una agitada semana del cercano fin de año, los viernes y sábados se erigen como oasis en el turbulento mar acelerado de la vorágine rutinaria. Sobre todo cuando baja el sol, que la ciudad parece respirar un aire festivo, de preludio de celebración. Se organizan encuentros, que nos dan la excusa para liberar la parte atávica, nuestro ser animal, que se arroja a la conquista de lo nuevo. Al grito de "vivir el momento", adoptamos una actitud relajada, y renovamos las esperanzas de encontrar eso, que haga el fin de semana inolvidable, que convierta la noche del viernes, o la salida del sábado, en algo digno de inscribirse en nuestra historia.
Y aquí es donde se instala esa contradicción, no pensamos en nuestro pasado para poder vivir intensamente el presente... para tener algo digno de ser recordado... o sea... que sea parte de nuestro pasado?
Los seres humanos somos esencialmente contradictorios y complejos, y si al cocktail, le agregamos el ingrediente de ser un rosarino de pura cepa, es decir un ego superdesarrollado, más la innegable melancolía tanguera (a la que nadie en esta ciudad puede escapar), vamos a obtener a un filósofo de todas las cuestiones de la vida, sobre todo del amor. Todos nos hemos encontrado con amigos, y si medió el alcohol, la hisoria de desengaño, y la promesa de no reincidir o la esperanza de encontrar algo diferente, no se hacen esperar.
Una de esas noches, estaba cenando en Sushi Club con Carola, una amiga de la facultad. Estabamos planificando nuestra práctica y arreglando el mundo. En un momento de la cena, indefectiblemente surgió la cuestión amorosa, y los fantamas del ayer se sentaron con nosotros a la mesa... Carola recordó y me comentó que aún no se reponía de una traición amorosa, de un proyecto trunco que la lastimó y la volvió escéptica respecto de las relaciones presentes. "Todavía me duele. Pasó el tiempo y no puedo reponerme."
Quizás nuestro pasado sea un yugo, que nos tiene aprisionados, y nuestra libertad en el presente, sea una ilusión.
Ario, dentro de su racionalísima estructura, tuvo un desamor originado en una ruptura por desaparición, es decir, el "otro" desapareció literalmente, sin dejar rastros... Se convirtió de un presente interrumpido, en un pasado doloroso. Merced de su fuerza de voluntad, se sobrepuso y retomó su ritmo habitual. El "otro" fue un tiempo pretérito, del cual se habló anecdóticamente. Superado y enterrado.
Una noche, después de comer un helado y yendo a bailar en grupo, estábamos hablando precisamente de evitar repetir situaciones ya vividas, y romper esquemas de búsqueda. En ese momento, surgido de las nieblas del ayer, irrumpió el fantasma del "otro", solo que corporizado y cruzándonos, sin dirigir ni una mirada, caminando raudamente en sentido contrario. Ario no pudo evitar un rictus de perplejidad, que denotó cómo su pasado no estaba tan enterrado, sino vivito y coleando en su presente... despertando intactos los sentimientos y sensaciones ya conocidas, con la misma intensidad. Esa noche, Ario bailó y rió como hacía mucho no ocurría. Su máxima fue "Hoy no quiero pensar..." Sin embargo, ¿se puede escapar de la mente de uno mismo?
En ocasiones, todos sentimos que el pasado se hace cuerpo, y podemos sentir su peso, en el pecho, oprimiendo con constancia, siempre en el ahora.
Uma se reencontró con un hombre de su historia, que nunca se convirtió en relato. Un pasado cargado de intensidad, de idas y vueltas, de marchas y contramarchas. Con la condición de la sinceridad y las ansias de calma que traen los ajetreos de la vida, decidieron re conocerse, sin mirar atrás. Pero, ¿cómo hacer para negar lo vivido, sin que su peso aplaste lo que se construye en el hoy?
Se puede optar por no hablar de "eso", pero se corre el riesgo de que esté latente, presto a saltar sobre cualquier nimia ocasión. tras un idilio inicial, parecía que los temores de Uma estaban infundados. Aparentemente, el pasado estaba pisado. No transurrió mucho tiempo, hasta que el "eso" de Uma volviera a escena, y en una conversación de fin de semana, lo pasado se tornó pesado. Derivó así en disparador de preguntas sobre el futuro, sobre el temor a repetir lo conocido; lo harto conocido. El pasado de Uma inundó de incertidumbre su presente, ahogándola de dudas sobre su futuro.
Desde el pensamiento oriental milenario, hasta la superficialidad de la posmodernidad, se nos insta a vivir solo el presente. quizás el presente no sea más que la suma de las constantes de nuestra vida, la plataforma que nos da seguridad y desde la cual vemos los picos y los valles de nuestras experiencias, y aprendemos nuestras lecciones. Independientemente de lo que nos toque vivir, hay cosas que son inmutables al paso del tiempo, que serán siempre actuales; la ciudad como marco, la melancólica búsqueda del "carpe diem" hacia atrás y hacia adelante, y los amigos como laderos en ese camino.