jueves, 10 de diciembre de 2009

Chat: es la primera vez que lo hago….

Música sugerida: "My favourite game" de The Cardigans.

Chat: es la primera vez que lo hago….

Cuántas veces nos han dicho eso no?, lo hemos escuchado hasta el hartazgo.
Estás chateando con alguien y te dice, “es la primera vez que entro al chat”, en fin, uno piensa que no es así, pero la deja pasar.
Al rato, cuando ya se dirigió a vos en diferentes ocasiones diciéndote “Rodolfo”, “Juanjo” y “Verónica” y te preguntó mil veces a qué te dedicás (y ya le dijiste que sos portero, almacenera, peluquero, y abogada) te das cuenta de que está chateando a full con veinte personas al mismo tiempo, a una velocidad que no corresponde en lo absoluto a un recién iniciado.
La pregunta es “para qué mentir?”, queda mejor decir que uno es virgen en este tema del chat?, queda mal admitir que uno se encuentra en su casa más solo que un perro, con ganas de conversar un rato con el primero que se cruce, aunque ese otro escriba con millones de errores (horrores) de ortografía?.
Y uno pone cara de póker, y continúa chateando, respondiendo ya cualquier verdura, cambiando la historia mil veces, admitiendo que el otro ya no sabe si está chateando con Vergara Leuman o con la Negra Sosa y que tampoco le importa.
Y el otro, que se dijo “recién iniciado” en estas cuestiones, pregunta temeroso “qué se pregunta habitualmente por chat?” y antes de que podamos responderle ya se despachó con mil y una historias acerca de su vida, nos cuenta de todo un poco, mucho más de lo deseable, y nos pregunta las cosas menos indispensables y las más inverosímiles también.
Entonces quedamos un tanto estupefactos ante tanta soltura demostrada por el “recién iniciado”, y nos empezamos a preguntar si en esta supuesta “primera vez” vale penetrarlo a lo bestia o deberíamos ser gentiles. Porque a fin de cuentas, a medida que transcurre la conversación virtual, y uno va penetrando un poco al otro, termina percibiendo que el otro resulta ser una puta cibernética, no?.
Entonces, a esa altura, ya nos largamos a decir cualquier cosa. Má si, total?.
Seguramente, en algún momento de la conversación, la pregunta de rigor será “cómo sos?”, y si uno está de ánimo, se describe físicamente (lo cual es insoportable de hacer), y si uno está con un ánimo de mil demonios responde “soy neurótico y un poco psicótico, como todo el mundo”, ah no?, no había que responder eso?, perdón.
Vale ser directo en la primera vez del otro?, a fin de cuentas uno está “desvirgando” a una persona en esta cuestión del chat, no?. En los tiempos que corren, ya no es fácil encontrar a alguien haciendo algo por “primera vez”, entonces uno intenta ser un “iniciador amable”.
O uno está creyendo el cuento de la primera vez, y resulta que hace rato ya que no hay ningún himen que romper?
La velocidad de respuesta (sin preguntas mediante), de nuestro chateador virgen, nos deja con la lengua afuera, el cerebro anulado, y la psiquis a la miseria, y antes de que podamos reaccionar, ya nos ha sacado información de esa que no le damos a nadie, y quizás, con mala suerte, palabra va, palabra viene, resulta que llegamos a la conclusión de que tenemos algún conocido en común (y ahí nos queremos matar).
Pero estamos subidos a la ola del chat, y ahora tenemos que surfearla hasta el final. No vaya a ser que este chateador inexperto termine siendo más astuto que nosotros.
Al final resulta que, entre las preguntas que respondimos, las historias que nos comimos, y los descarados avances que soportamos, nos empezamos a sentir un tanto manoseados por este interlocutor “virgen”, y le damos gracias a Dios de no estar frente a frente con ese “otro”, ya que, en tal caso, resultaríamos literalmente “penetrados”.
Y uno, que humildemente no quiso demostrar sus dotes de chateador profesional, termina quedando con la boca abierta y los dedos exhaustos, ante tanto palabrerío.
Antes, la gente al menos tenía que hacer algún esfuerzo para mentir, porque había que tener huevos para tomarse un café, mirarse a los ojos y sostener una conversación llena de mentiras y exabruptos.
Ahora todos tiramos fruta, total?, el otro “casi no existe”.
Declarémonos VÍRGENES DE CHAT entonces. Alguno se la va a tragar.
De la pluma de Uma.





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